
Todos aquellos momentos que he pasado con él, han sido maravillosos. Recuerdo cuando íbamos a aquella verde pradera, donde a ti te gusta correr, y perseguir las sombras de las mariposas. Eras diferente a los demás, y por eso eras tan especial entre los tuyos. No solo había una palabra para definirte, no eras un simple caballo, eras mi gran amigo, mi mejor amigo. Recuerdo cuando te quitaba la silla, y estabas libre, pero no te ibas, permanecías a mi lado por si algo pasaba. En aquellos días de niebla y frío, en el que nadie sale a la calle, yo iba allí, te iba a buscar al box, y te abrazaba. Me gustaba sentir el calor de tu cuerpo, porque me transmitía seguridad, algo que nadie me proporcionaba. Cuando íbamos a concurso, todos nos decían que íbamos a arrasar, que no habría nadie que nos podría superar. Éramos un gran equipo, de aquellos que aunque uno falle, el otro hace la faena del otro, y luego es compensado a cambio.
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